Chardonnay, Cabernet Sauvignon, Malbec no son sólo leyendas que adornan la etiqueta. Se trata de las uvas con las que están hechos los vinos Argentinos. No son las únicas. También hay espacio para la autóctona Torrontés del Noroeste y la escasa pero prometedora Pinot Noir.
Las uvas se convierten en vino o se comen. O ambas cosas, Las primeras se dividen en uvas finas y comunes, con las que se elaboran vinos de idéntica categoría, también hay uvas de doble propósito (se vinifican y se consumen como fruta fresca), otra que se cultivan exclusivamente como fruta de mesa y otras que se dejan secar para su consumo como uvas pasas.
Nuestra industria vitivinícola tiene origen europeo. Nació en los tiempos remotos de la Conquista cuando las primeras vides llegaron hace casi cuatrocientos años, hasta que la inmigración del fin del siglo pasado marcó el punto de partida del desarrollo de la vitivinicultura Argentina. Muchos italianos, algunos españoles y unos pocos franceses trajeron cepas de sus territorios vitícolas y las implantaron en las tierras vírgenes de un nuevo mundo.
Uvas de vinos Argentinos
Esas cepas se adaptaron y crecieron en determinados pagos precordilleranos saludables de buen sol y aguas puras de deshielo, adquiriendo una nueva personalidad. Se hicieron Argentinas, los dos buenos ejemplos de aclimatación son la uva torrontés que arraigó en el noroeste, cuyos vinos tiene un aroma y sabor típicos, únicos en el mundo, y la Malbec, responsable de darle a sus vinos tintos un extraordinario carácter, también único.
Desde los valles Calchaquíes hasta el Alto Valle del Rio Negro, las vides se desparraman por las diferentes provincias que flanquean la cordillera de los Andes, configurando a su paso las diferentes regiones vitivinícolas en Salta, La Rioja Catamarca, San Juan, Mendoza y Rio Negro.
El número de variedades de uvas existentes en el país es enorme. Gracias a la ampelografía, esa ciencia que se encarga de estudiar las vides, clasificarlas y ordenarlas, el enólogo (el técnico elaborador del vino) puede hacer un buen trabajo en la bodega para, que nosotros podamos finalmente disfrutar, sus nobles resultados en la mesa.
He aquí una lista de variedades de uvas blancas y tintas destacadas que hay en Argentina. Entre las blancas, además de la uva Moscatel, Pedro Giménez, Tocai Friulano, Criolla, Ugni blanc, entre otras destacan las siguientes seis variedades finas de origen europeo y una telúrica. Entre las tintas, más allá de la Bonarda, Barbera, Lambrusco, Refosco, Tannat, Tempranilla y Criolla, que ocupan buena parte de este capítulo. La importancia cualitativa recae en las siguientes variedades finas francesas
Bonarda
La uva Bonarda es la segunda variedad tinta en cuanto a superficie plantada en la Argentina, después del Malbec, según un informe oficial del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV).
Esta variedad de cepa ha sido utilizada durante mucho tiempo en la Argentina como base de vinos tintos comunes por sus altos rendimientos por hectárea y su sobresaliente aporte de color. Tiene gran aptitud para mejorar vinos de corte, especialmente con Malbec.
Produce vinos de colores intensos: marcados violetas o púrpuras que evolucionan al rojo rubí. Su aroma es intenso y suelen aparecer atractivas notas frutales de frutas rojas (frambuesa, frutillas, cassis o cerezas) y frutas negras (moras, ciruelas o arándanos). En boca es agradable y dulce, de buena intensidad. Sus taninos son suaves y hacen aterciopelado y elegante al vino.
Chardonnay
Así como la Cabernet Sauvignon es la soberana de las uvas tintas, la Chardonnay ostenta igual reconocimiento en el capítulo de las uvas blancas. Es también una antigua cepa Francesa cultivada desde hace centurias en la Champagne y en la Bourgogne.
En Argentina es una uva muy mimada, con la que se elaboran finos vinos de gran calidad.
Chenin
Proveniente de Anjou, de la zona centro occidental de Francia. Aquí hay más sobre todo en Mendoza y es más conocida como Pinot blanco que como Chenin. Error, ya que el verdadero Pinot blanco no existe en el país. Las uvas Chenin son muy importante en la elaboración de vinos blancos argentinos.
El sabor de los vinos elaborados con la cepa chenin cambia mucho en función de las condiciones del suelo, cosecha y los métodos de vinificación. De este modo, en las zonas frías produce vinos dulces, ácidos y con cuerpo.
Las uvas menos maduras se usan para vinos espumosos.
Gewurztraminer
Cepaje típico de Alsacia, Francia. Hay poca cantidad de esta uva en el país (localizable en Tupungato, Mendoza), pero la que hay da un vino especialmente distinguido, muy perfumado y agradable de beber.
La gewürztraminer es una uva de vino muy aromática y que crece mejor en los climas fríos. Es una variedad con piel rosada o rojiza. La variedad tiene unos niveles de azúcares altos y sus vinos son normalmente semisecos y muy aromáticos
Riesling
Otra clásica cepa de Alsacia, Francia. Responsable del vino blanco más famoso del mundo. En Argentina hay Riesling auténtico, pero poco. Erróneamente se le llama Riesling al Tocai friulano, que no tienen nada que ver. Del autentico Riesling proveniente de su cuna europea, se obtienen blancos de excepcional calidad.
Sauvignon
Viene del centro y Sureste francés. Allá da excelentes vinos de característico aroma. En Argentina, el cepaje auténtico también logra lo suyo. Nuestros Sauvignon son especialmente ricos, frescos y de muy buena calidad.
Semillón
Originario de la Gironde, en la francesa zona de Sauternes, tierra de un vino blanco dulce excepcional y carísimo. La variedad Semillón es muy conocida en Cuyo, en donde se obtienen vinos muy respetables. También hay muy buen Semillón en Río Negro.
El vino blanco de la variedad Semillón es de un color amarillo verdoso tenue, con destellos dorados. En nariz es complejo, dando aromas a miel, a tostados, a hierva cortada; si ha permanecido en roble desprende aromas a plátano y a pan tostado. En boca es un vino seco, equilibrado y sabroso. Es una variedad que permite elaborar vinos para envejecer y guardar por mucho tiempo
Torrontés
Ninguno de los tres cepajes existentes parecen tener conexión con las variedades europeas, razón por la cual se los considera locales.
El torrontés mendocino es más conocido como Chichera o Palet, mientras que en Río Negro es conocido como La Loca o La Loca blanca. Que nada tiene que ver con la francesa Folle Blanche aunque se llamen igual.
El Torrontés Riojano, muy difundido en el Noroeste, da sentido a sus vinos y Aguardientes regionales. Al Torrontés Sanjuanino se lo llama Malvasía para no confundirlo con el Torrontés Riojano (suelen estar mezclados), mientras en Mendoza se lo mal llama Moscato d’Asti. Este Torrontés de San Juan se vinifica mezclado con otros cepajes blancos comunes, y en Chile, conocido como Moscatel de Austria, sirve para hacer pisco.
Cabernet Sauvignon
Esta antigua cepa del Sudoeste francés, cuyo origen, remoto y discutido, se entronca con vides salvajes. Hay dos tipos básicos de Cabernet: el Cabernet Sauvignon y el Cabernet Franc. De este segundo se consiguen vinos de calidad inferior al anterior. Elaborados juntos, dan lugar a los vinos tintos de la francesa región de Anjou.
En Argentina como en el resto de las viñas universales del Seños, el Cabernet Sauvignon por sí solo es un vino de alcurnia, apreciado por su gran calidad. Es la uva soberana de todas las tintas.
Malbec
Hasta 1968 fue la cepa más importante de Mendoza, al constituir el 50% de la producción total de las uvas tintas para hacer vino. Luego, lamentablemente, fueron arrancadas más de 20.000 hectáreas de Malbec que se reemplazaron por uvas comunes de mayor rentabilidad.
Ahora los viñateros están en proceso de reivindicación de esa variedad Francesa, originaria de Burdeos, que encontró en Mendoza, su mejor lugar en el mundo para desarrollar todo su potencial. Efectivamente, los Malbecs Argentinos son, en el mercado internacional, la imagen indiscutido del vino fino argentino.
Con Malbec también se mejora la calidad de los vinos obtenidos de uvas criollas y se logran excelentes vinos finos de corte. La mejor uva Malbec proviene de la Zona Alta del Río Mendoza.
Merlot
Las primeras referencias de sus cultivo se dan en el Sudoeste de Francia, desde donde comienza su expansión, en antiguos e indefinidos tiempos. Su nombre parece inspirarse en el mirlo (merle, en francés), pájaro dado a revolotear entre los viñedos y picotear sus frutos cuando están en plena maduración.
Otras interpretaciones apuntan al parecido del color negro azulado del plumaje del mirlo con el de las uvas. La Merlot, es parte esencial en la trilogía de los vinos de Burdeos junto a las Cabernets y Malbec. En Argentina, da muy buenos vinos.
Pinot Noir
Ya en los días de la antigua Roma, se conocía esta cepa. Acá llegó desde Francia, donde se lo cultiva especialmente en: Borgoña, Alsacia y Champagne. Da vinos de excelente y renombrada calidad. en Argentina su cultivo es aún limitado pero los vinos que produce son muy apreciables.
Syrah
Origen impreciso el de este cepaje en pleno auge en nuestro país. unos dicen que la ciudad Persa de Shiraz (o Chiraz), es su cuna, otros que Siracusa, Sicilia. En Francia, se cultiva, históricamente, en el Valle de Ródano y luego se ha ido extendiendo a otros países del mundo.
Los países vitivinícolas emergentes (Sudafrica, Australia, California), incluso Argentina son productores entusiastas de Syrah. En Argentina, son muy buenos a excelentes.