El universo de Joe Fernández, donde la música, el vino y la astrología se fusionan en una conversación reveladora. Una historia de perseverancia, sueños y la búsqueda constante del equilibrio perfecto entre el disfrute y la profesionalidad.
La Música: El primer paso de mil
La velocidad de sus palabras y su buena dicción dejan en claro su capacidad de impronta, hábil mezcla de músico, astrólogo, sommelier, conductor. De todo esto y más se trata la vida de José María Fernández. El lugar de encuentro fue el hall de la Rock And Pop al finalizar “Nadie Nos Para“, sobre un sillón iluminado por la blanca luz del día que traspasa el techo vidriado.
El primer escenario que llamó su atención fue el altar de una iglesia, donde los acordes de una guitarra lo acercaron a sus primeras vetas artísticas. Por ahí encaró el primer tema ante su atenta mirada, intuyendo hacia qué lado voy, como el primer penal de una serie. Esa intervención marcará el destino de la charla. Rápidamente, sonrisa mediante y asintiendo con la cabeza, me dice:
“Me gusta que estudiaste todos los deberes, me gusta. La verdad es que si tocaba la guitarra en la misa del colegio, que era lo único divertido. Cuando el cura hablaba, nadie le prestaba atención, pero llegaba el momento de las canciones ‘Te seguiré’, ‘Dulce doncella’ (entiendo que me nombra dos hits del cancionero eclesiástico mientras sus dedos tocan una guitarra imaginaria), ahí se armaba como un pogo parroquial. Eso también me generaba poder salir del aula para practicar las canciones y dedicarme a lo lúdico que me marcó de chico. También atraía salidas, chicas, todo lo que tenía que ver con la diversión estaba ligado al mundo de la música y me tiré de cabeza”.
Desde canciones de misa hasta una banda de rock, desde el colegio Manuel Belgrano hasta Nueva York, Los Ángeles, Miami, el camino de la música lo llevó a grabar 3 discos: 2006 “Formas“, 2008 “Aire” y 2010 “Cursi“.
“Como buen capricorniano soy metódico, estructurado, racional. Cuando hago algo, me gusta hacerlo bien desde un lugar de aprendizaje y con mucha humildad. Firmé un contrato con Pop Art y quería tocar en el Pepsi Music y el Quilmes Rock, los dos grandes festivales de esa época. Hablaba con los organizadores y me decían: ‘Mira, toca Viejas Locas, Airbag, te puedo poner a las tres de la tarde’, perfecto, y tocaba para los plomos, los de seguridad eran 50 personas, ese era mi espacio porque todo es aprendizaje, subir, crecer y tener un objetivo a largo plazo, entendiendo que un camino de mil pasos arranca con el primero”.
Siempre que nos metemos dentro de una pasión, tenemos referentes, por eso le pregunto cuáles fueron las bandas de sonido que acompañaron sus días.
“A mí me gusta mucho el rock, AC/DC, Stevie Ray Vaughan, un guitarrista tejano que me vuelve loco y por él tocó la guitarra. Soy mucho más Stone que Beatles. Me gustan Iron Maiden, Motley Crüe, Metallica, Nirvana, Temple Pilots, Pearl Jam. Toda esa influencia la quería llevar a mi música”.
Salir de la Zona de Confort
En el mundo del vino suele verse el legado de la uva traspasando generaciones. En el caso de los Fernández, la inmigración los acompañó con granos de café. El abuelo José tostaba el café mientras que la abuela Dolores cosía las bolsas y un joven José María Padre repartía con su bicicleta.
Tan de abajo comenzó la empresa que llegó con una fuerza difícil de esquivar para José María Hijo. Si bien es difícil manejar una empresa cuando se agrega la palabra “Familiar”, la responsabilidad se vuelve más compleja y más aún si tu camino va por otro lado.
“Me costó un montón salir. Hay una carga desde tener el mismo nombre que tu papá, tu abuelo, el legado familiar. La verdad, salir de ese micromundo es difícil, primero porque es muy cómodo. Del uno al cinco tenés tu guita, tenés tu obra social, tenés tu departamentito, tenés tu autito. Todo lo que te quita tiempo de libertad te lo compensa con otras cosas, pero al fin y al cabo, ¿para qué estamos? Empecé a ver qué onda si trataba de ir para otro lado y me encantó, de hecho. Hasta el nombre, si te pones a pensar, es algo que una profesora de inglés en el colegio, como había dos José, dijo: ‘Vos sos José y a mí me dijo vos sos Joe‘. Al principio me cargaban con distintas fonéticas, después con el tiempo entendí que fue un bautismo. Apareció un Joe Fernández que parece más un nombre de un torero puertorriqueño, pero garpaba artísticamente más que José María. La empresa era desde las 08 hs hasta las 18 hs y los músicos, vos bien lo sabes, son todos delincuentes atorrantes que ensayamos de 19 hs a 21 hs y tocamos a las 02 hs. Después apareció la radio de 9 hs a 13 hs o de 13 hs a 16 hs, ya ahí tomé la decisión de dejar la empresa de lado. De repente ya no es música por hobby, sino que tengo que generar guita y es todo una validación personal salir de esto, el hijo del doctor, de familia gallega, de hacer lo que hacía tu viejo, tu abuelo. No tenés mucha opción, yo me animé a los treinta y pico, dije voy a dar el salto. Viste esos gurús nuevos que dicen hay que salir de la zona de confort, ni en pedo, tengo un auto que está bueno, un departamento que está bueno, una mujer que me encanta. ¿Qué voy a hacer, escalar el Uritorco para ver cómo me siento? Nooo, al principio fue como muy desafiante porque tenía que ir a tocar a Zadar Club en Wilde. Por ahí, en vez de 100 personas, venían 40, el plomo, las batas, el alquiler del sonido, ¿cuánto nos quedó? $2000 cada uno y gastamos $1000 en volver. Esa adrenalina también hizo que le diera más valor a los $5000 que nos pagaban en Kika por tocar en Palermo, que por ahí un sueldo de la empresa que no le ponía esa emoción ni sentimiento.
Desde la empresa familiar, Joe tuvo una intervención muy interesante con frases en los sobres de azúcar, en un contexto donde el encuentro en los cafés era cotidiano para los argentinos, lejos de las redes sociales, WhatsApp, etc. Era mano a mano y los sobres de azúcar jugaban un rol destacado, según el clima de la charla podían ser fichas de dominó, podían deslizarse por la mesa como figuritas o cuando el ambiente se ponía tenso, estos sobres hacían las veces de un reloj de arena apoyándolo de un extremo al otro. Dentro de esa magia, este capricorniano le puso el marco al cuadro con palabras que dejaron emoción y sentimiento.
“Eso fue buenísimo, fue parte de mi aporte artístico. Yo veía eso, que la gente agarraba el sobre de azúcar, lo daba vuelta de un lado para otro, le prestaba atención, lo veía con un coche de TC 2000, un lugar de publicidad, de un montón de cosas y dije: ‘¿Qué pasa si le ponemos un mensaje a la gente, frases que tengan que ver con el momento?’ Y funcionó espectacular. Había frases como ‘menos lágrimas y más capuchinos’. Una vez nos mandan una carta, ni siquiera un mail, de una chica que contaba que tenía una primera cita a las 17 hs en The Oldest Elcano y Enrique Martínez. Pasan 30 minutos, tiempos en los que no existía el celular, el pibe no aparecía, entonces piensa: ‘Pido un café y me voy, tampoco voy a estar regalada dos horas acá’. Viene el café con un sobre de azúcar que decía: ‘Todo lo que vale la pena, bien vale la espera’. La piba dice: ‘Por algo me tocó esto’, y 17:45 hs cae el quía con las manos engrasadas, ‘No sabes lo que me pasó, se me rompió el auto, perdón la demora’, etc. Y cerraba la carta diciendo: ‘Te estoy escribiendo ya con cuatro años en pareja, con el sobre de azúcar pegado en la heladera, esperando a nuestra primera hija. Ese sobre tiene que ver con nuestra familia’. Solamente por esa historia valió la pena escribir las frases. También me ha pasado de estar en un bar y que el de atrás diga: ‘¿Quién escribió esta pelotudez?’ que me dieran ganas de decirle: ‘Yo, hijo de p…..’.
El Lenguaje de la Astrología
Por estos tiempos, la astrología dejó de ser las tres líneas del horóscopo en la contratapa del diario. El famoso “¿de qué signo sos?” tiene sabor a poco. Se habla del ascendente, dónde se coloca la luna, los planetas, la carta astral y más conceptos con los que la gente se conecta cada vez más.
“Es verdad, ahora todos hablan de Mercurio retrógrado como si fuera la comparación de River y Boca, antes era ¿de qué me hablas? Hace 20 años fue durísimo, imaginate que yo salgo de la empresa familiar, empiezo a hacer música y le cuento a mi vieja que voy a estudiar astrología. Me quería echar de mi casa, más cuando se enteró que era cuatro años de carrera. Era: ‘Estudia cinco y recíbete de arquitecto’. Pero a mí me gusta eso, no le pedía un mango para vivir, así que pasé a ser músico y astrólogo, no había forma de etiquetarme en algo estructurado y clásico. De hecho, cuando me recibí, me acuerdo que de mi familia no quería venir nadie a entregarme el título. Cuando arrancaste la nota me definiste como un comunicador y eso es todo lo que hago, desde un libro, la radio, una cuenta de Instagram o en el teatro. La astrología fue un lenguaje nuevo, es como si hablas inglés, francés, alemán. Si vos me dices: ‘Yo tengo Plutón en casa dos’, para mí es un montón de información, eso está buenísimo y lo abracé fuerte. La astrología estaba en la Paparazzi, la Viva de Clarín, no había seriedad. Vos entrabas en una redacción, esto lo sé por amigos que trabajan en los medios de comunicación, ‘Che, entró el nuevo que escriba el horóscopo del domingo’. Sin conocimiento, sin nada, ponía salud, dinero y amor. Ahora hay todo un auge que me parece buenísimo. Me pasó de estar en este edificio cuando vino Sergio Massa de invitado, candidato a presidente, y en vez de preguntarme ¿qué opinas de la obra que hice en Tigre? me dice: ‘Che, ¿qué onda con Libra este año que están las elecciones?’ Eso es espectacular.
Siempre el político y algún famoso se sintió atraído por estas ciencias sin blanquearlo.
Siiiii, tal cual, Blanca Curi fue la primera que estuvo con Carlos Saúl, canceriano, le preguntaba todo: ¿qué día el plebiscito?, ¿qué día esto?, ¿qué día me voy de viaje?, se le decía la bruja, vidente, tarotista, pero era consultada diariamente.
La gente cada vez más deposita su fe en la astrología y rige sus actos según los favorezca los astros, de ahí la palabra del astrólogo toma una relevancia que hay que saber llevar.
“Ahí tenés una responsabilidad muy grande, la gente me pregunta mucho, como que se basa más en la astrología que en la religión. Está buenísimo creer en una religión, no digo que no, pero ahí estás creyendo en un hecho histórico que sucedió hace dos mil años, crucificaron a una persona, era el Hijo de Dios. En la astrología, tenés un sol, un signo, un ascendente, una luna, vos jugas tus cartas. En la religión, ya están dadas y vos eliges creer o no creer. Cuando vos jugas tus cartas, te puede tocar un cuatro, un cinco y el ancho de espada, alguno se va a ir al mazo y otro va a decir canto el envido y digo truco, las cartas son las mismas pero se abre un abanico de posibilidades infinito. La astrología te dice: ‘Vos sos responsable de lo que haces con tu energía, no le eches la culpa a tu papá, a tu pareja, a tu jefe o tu jefa’. La verdad que entender también es un desafío y una locura decir ‘mi vida depende de mí’, es un montón porque la cultura te exige, te pone un lugar donde naces, el jardín, primaria, secundaria, facultad, el trabajo, siempre estás dependiendo de otros. Cuando entendés que la vida depende de vos decis: ‘Para, yo puedo dejar la gastronomía a los 40 años y dedicarme a lo que me gusta’. Mira si, estas cartas son las tuyas, obviamente hay cartas más fáciles de jugar que otras, pero hubo gente desde Maradona naciendo en Villa Fiorito con la mamá mintiendo que le dolía la panza para darle de comer a sus hijos, de ese ámbito salió el mejor jugador de todos los tiempos. Messi medía 1,40, le dijeron que no podía jugar al fútbol, bueno, ¿qué hay que hacer? tenés que darte inyecciones de hormonas por cuatro años e irte a vivir a España con 11 años. Ahora todos dicen que vivo el papá de Leo que vive de él, el chabón hipotecó su vida, apostó y se fue a vivir a afuera con su familia. Entonces, para mí, detrás de cada historia de superación hay un pasado, una constancia, perseverancia y talento. Una frase de los sobres de azúcar, relaciono todo con todo, decía ‘la perseverancia supera al talento’. Cuántos habremos visto jugar en primera y decir: ‘Este burro no puede jugar’. José Chatruc, ponele, me va a matar José, campeón con Racing 2001 y jugó en Platense, en el exterior, es la perseverancia”.
Lionel Messi le sacó brillo a esa palabra con el talento de su cuerpo ilustrado y el ancho de sus hombros para soportar las críticas previas a la llegada del éxito con la celeste y blanca.
“Acá criticaron a Maradona, a Los Beatles, a Sandro. Está bueno el tema, cada vez está más arraigada la cultura del odiador, del heater. Te pasa en un programa de radio, un streaming y el que te critica está en una computadora sentado con unos bizcochos 9 de oro (seguramente de salvado). Hay dos clases de personas: el que hace y el que habla, yo elijo ser siempre el que hace, después que me critiquen. En el mundo del vino pasa mucho, detrás de cada botella de vino hay trabajo, hay amor, perseverancia, una inversión de tiempo y plata, un año de poda, de envero, cápsulas, corchos, etiquetas, cosecha, vinificación. Por eso aprendí que el vino puede gustarte o no, ser de tu estilo o no, pero nunca se puede despreciar porque hay mucha gente que trabaja para que tú descorches y tomes una copa de vino”.
La Camaradería del Vino
Así como las canciones toman vuelo propio y dejan de ser de sus autores para pertenecer a la gente, una botella de vino sigue el mismo camino, dejando aromas y sabores que hablan del terroir y de esa gente que está envuelta en la cultura del trabajo y la pasión por la bebida nacional.
“De chico no me gustaba el alcohol, en el viaje de egresados a Bariloche tomaban speed con vodka y no me gustaba. Era una época en que mis amigos escabiaban todos los fines de semana y yo no la veía. Tendría 20 años y probé una copa de vino”(la expresión de su rostro ilustra el placer de descubrir esta noble bebida), no es que no me guste el alcohol, el speed con vodka no me gusta. Había una revista Joy que hacía Juan Aznárez con Fabricio Portelli, hacían catas de vinos en el edificio Comega, Corrientes 222. Hace 25 años, el mundo del vino no estaba tan en auge. Empecé a ir con toda gente grande y me copaban las catas, aprendía de Fabricio que daba las charlas de los maridajes. Me metí de lleno y empecé a estudiar, a hacer cursos, todavía no estaba CAVE, y para mí, que venía de la música, descubrí en el mundo del vino algo que me parece maravilloso que hoy, 2024, sigue pasando. El enólogo más conocido de Argentina, Alejandro Vigil, hay un montón, tenés Di Paola, Walter Bressia, pero Vigil es el emblema. Te tomas un vino, lo subís a las redes, le pones ‘qué rico vino El Enemigo‘ y el tipo te responde, te clava un like, te repostea, te agradece por compartirlo. Es el Messi del vino y el tipo te responde. Saca un disco nuevo Calamaro, le escribís ‘Andrés, qué discazo’ y no lo ve, no le llega. El vino te permite acercarte a un Pelleriti, Andrés Vignoni, una Agustina Hanna, Colo Sejanovich. El tipo quería nombrar a todos para no quedar mal. Te permite ser amigos de ellos, estar en contacto, escribirle ‘che, me voy a Mendoza’ y que te digan ‘dale, venite a la finca, tengo algo nuevo, probar de tanque’. Me dio una camaradería que me pareció espectacular, que por ahí la música no te lo da. El vino me abrió las puertas de par en par y me tiré de cabeza, estudié la carrera en la EAS y fue algo mágico que me hizo conocer gente mágica también.
Joe se maneja con fibras que tocan la sensibilidad, para eso hay que tener la virtud de saber escuchar al otro, algo tan fácil y tan difícil de encontrar. Desde ese lugar, le pregunto de esa gente mágica que historia lo impactó.
La historia de Ale Vigil de ser un ingeniero agrónomo trabajando en el INTA hasta verlo en lo que se ha convertido hoy sin perder su humildad y don de gente, me impacta mucho ver a Walter Bressia, Mariano Di Paola, Jorge Riccitelli, tipos de 70 años que hablan de sus vinos con pasión. Con Bressia me pasa algo espectacular, vas a comer y el tipo toma sus vinos, le digo ‘tomemos un Chateau Musar del Líbano’ y me dice ‘no, traje un Profundo 2004’. Todos los días quiere tomar sus vinos, pasó que fue a Mar del Plata a la casa de un amigo, Gabriel Mascolo, que tiene una cava espectacular y le dijo ‘¿qué tenés mío? Lágrima Canela y Profundo, vamos con esos’. Es como que venga Mick Jagger a tu casa y te diga ‘pone Sticky Fingers’.
Los enólogos son ese tipo de gente que cuando descorchamos un vino, aunque no lo veamos, están cerca nuestro esperando ansiosos el gesto que defina nuestra sensación.
Es muy loco eso, vos decís ‘¿en qué momento necesita Walter Bressia que dos cuatro de copas como nosotros le digan ‘está buenísimo, me gustó pero, pero qué? te dice, ‘no, antes venía más untuoso, más filoso, si le saqué madera, le corté la fermentación maloláctica’, el tipo te lo explica. Hay algo en el mundo del vino que genera eso. También hay una camada de pibes de 30/40 años que la están rompiendo, Santi Mayorga, Matías Prieto, Matías Morcos están revolucionando el mundo del vino y pasa algo que no hay más vino malo. Compras vino de $1000, uno de $50000 y te puede gustar más o menos, pero no son malos. Incluso hay gente que le gusta más el de 1000 y no es juzgable. Me parece que ese es el mayor salto de calidad que vas a encontrar. Después tenés los puristas de la madera, ese es otro capítulo enorme, las modas Rolland o Michellini, ánfora o cemento. Lo importante es que fíjate cómo llegamos de la música, los sobres, sin querer estamos hablando de vino, te lleva a un lugar distinto. Yo no podría tener una pareja o un amigo que no tome vino, me banco cualquier color político, pero que no tomes ya nos separa algo porque el vino tiene una comunión que te pone en un lugar alucinante, te da algo distinto. Es la única bebida que la primera copa y la última no son iguales. Si tomamos un Johnnie Walker etiqueta azul acá, en San Isidro, en Campana, Nueva York, es el mismo. El vino es la única bebida que evoluciona rápido, a veces es mejor la primera copa y a veces la última. Es una bebida de disfrute, no es para emborracharse, te lleva tiempo como un habano y pasa algo que me encanta, que habla del conocimiento del otro. Me gusta mucho juntarme con amigos a comer asados, hay uno que se encarga de traer la carne, ese la tiene difícil, yo me encargo del vino. Si viene Estela, es fanática del Sauvignon Blanc, el gordo Juan es un pesado con los vinos de afuera, Urbani fanático de la madera, entonces vamos con un Carmelo Patti o un Val de Flores, todo eso es agasajar al otro, mimarlo.
Bajo este concepto, con 20 años de bagaje sobre los hombros, dentro de su espectáculo, Joe Fernández es el portal de entrada hacia dos mundos, el vino y la astrología.
“Ese espectáculo me da muchas alegrías, ahora estoy medio enojado al ver que mucha gente empezó a hacerlo. Me dicen ‘hazle juicio’, ¿qué juicio voy a hacer? Lo tomo como ser punta de lanza de esa mezcla de armar un vino para cada signo. Se llama ‘12 vinos 12 signos‘ en la EAS, es como que está homologado por la sommellerie, donde explico por qué cada signo tiene su cepa y la gente flashea. Me dice ‘es verdad, yo soy de Virgo, metódico, estructurado, racional y amo el blend’. Después de 12 copas, el ambiente que se genera es muy divertido y me permite andar por todo el país promocionando la industria del vino fusionada a la astrología, es alucinante. La astrología y el vino son cosas que tienen que ver con la sensibilidad, qué es un vino sea untuoso, goloso, funky. ¿Qué carajo es un vino funky? Flaco, musculoso, áspero, hace que te imagines el vino. Yo te puedo hablar de Acuario como un signo desapegado, vital, cosas que no se pueden palpar, son cosas sutiles, no hay ciencia exacta, es más bien blanda, ligada al disfrute, a lo irracional.
El Teatro
Arriba del escenario, la mente tiene que ser rápida, astuta e inteligente y el cuerpo debe estar preparado para ese tráfico de energía que se produce en cada función donde vuelan ilusiones, fantasías.
“Es una historia linda que siempre la cuento, me vino a ver un productor, me dice ‘¿te animas a hacer un Stand Up de astrología?’ Yo no tenía experiencia, no soy actor, no soy comediante, pero la gente que venía a los recitales me decía ‘me cagué de risa’. Yo no cuento chistes, hago canciones, pero se reían con las historias que contaba entre tema y tema. Entonces, si hago canciones y la gente se ríe, evidentemente lo mío no son las canciones, sino contar historias. Así que me metí de lleno, armé el espectáculo y debuté en sala Siranush el 25 de septiembre de 2016. Tenés que tener capacidad de respuesta, me ha pasado estar hablando y de repente uno me dice ‘Aries no es tan así’, ‘ven, ese carácter de mierda es de Aries’. Si dormiste un segundo, fuiste. Los ocho años de show me dan algunas herramientas, nadie se da cuenta, pero Tinelli en el Bailando siempre tiene el micrófono, te lo pone y te lo saca, te quedas sin aire y sin respuesta, así gana siempre. Hablo bastante con Juanpi González y Ezequiel Campa, me dicen ‘tira los chistes en una reunión de amigos, si de 8 se ríen 6, úsalo’.”
Un clásico de aquellos que se suben a los escenarios es defender una parte del show que quizás no tiene buenas críticas.
Hay chiste que lo defiendo a muerte, los que trabajan conmigo me dicen ‘es malísimo’, yo lo amo. Habla de Acuario, un signo loco, irruptivo, diferente, que está todo el tiempo pensando en otra cosa y tiene salidas muy humorísticas y rápidas. Tengo un amigo de Acuario que trabaja en La Virginia y le pregunto ‘¿qué haces ahí?’, ‘Entreeeegooooo Teeeee’ (entonando al mejor estilo Luis Miguel, la risa queda a gusto del lector). Es malísimo, pero no puedo dejar de hacerlo.
La Magia de la Radio
El oyente escucha y cree en esas voces que sintoniza en el dial, después será la radio quien se encargue de tirarle paredes a la imaginación. Este nuevo capítulo en la vida de Joe muestra una vez más cómo se cruzan sus mundos.
“Escuchaba mucha radio, Lalo Mir, la negra Vernaci. Yo crecí escuchando ‘¿Cuál Es?’ de hecho, hoy estoy en el mismo estudio donde estaba Mario Pergolini, Marcelo Gatman es espectacular o tener de compañero de radio a Eduardo de la Puente o Boby Flores. A Stevie Ray Vaughan lo conozco por él, había que ir a la galería Bon Street (Av. Santa Fe 1670, será esta la única vez que Joe no aporte la dirección exacta del lugar que menciona), lo pedías y te llegaba un CD mal grabado. Al escritor Enrique Jardiel Poncela… Empecé a ir a la radio para difundir mis discos, vendíamos cuatro ejemplares, eran dos minutos, corte de difusión y afuera y yo veía la producción, el operador, las consignas que tiraban al aire, me encantaba ese mundillo y de tanto ir, una vez me convocan a un programa en FM BLUE, pertenece a la misma empresa que Rock And Pop, como un personaje ligado a los sobres de azúcar, empresa de café, sabe de vinos. Yo había salido con Flavia Palmiero, Magali Moro, Rosario Ortega. Después de un tiempo, me di cuenta de que me traían para pasearme, era un combo que parecía el gigoló”.
La cancha era difícil, el polvo de ladrillo estaba mojado, pero Joe fue con la idea de mandar con su servicio y plantear desde su drive un juego largo y profundo.
“Caigo a la radio con una bolsa de café y los sobrecitos para los conductores. Era un 24 o 25 de mayo, por lo que compré unos churros artesanales en Olleros y Lacroze, hablé de música, los sobres, la astrología, tal signo, tal otro, lo que depara el futuro (Joe comienza a jugar un tenis más ofensivo en la red, le juega alto al revés y ante la sorpresa de los conductores, deja caer un drop). Empezaron a sonar los teléfonos, era un programa medio nerd que no llamaban minas, tenían un público más bien masculino y de pronto llamaron un montón de mujeres, ‘mi novio es de Libra, de Acuario’, mensajes al aire y explotó, algo que era más cool, hablaban de la última Play, de Elon Musk y de repente se coparon con la astrología. Termina la entrevista, chau, chau, gracias, me estoy yendo por el pasillo y es el día de hoy que tengo la imagen del conductor siguiéndome y me dice ‘che, disculpa, ¿no te animas a venir todos los martes a hacer astrología? No hay un mango, la típica, no pasa nada, dale’. Y todos los martes de astrología explotaba tanto que vino el jueves y a los dos años estaba sentado en la mesa como parte del programa. Ahí arranqué a trabajar fuerte en la radio, pasaron los años y en el 2020 me ofrecen tener mi propio programa en Rock And Pop, ‘Llave en Mano‘, fueron cuatro años al frente de ese programa y este año Beto Casella me dice ‘quiero que vengas conmigo’. Me encantó la propuesta, es como jugar en primera con el número 1. Para mí, la radio es lo más parecido a una adicción, por suerte nunca tuve adicciones fuleras, donde vas a trabajar contento un 25 de diciembre, un 1 de enero a ningún lado. Yo vengo acá y me encanta, el contacto con el oyente, los mensajes, los llamados, la radio es maravillosa.
Beto Casella es de aquellos pocos que lograron meterse en los hogares de los argentinos, tanto en radio como TV, logró ese lazo inquebrantable con la gente de acompañar el día a día, de esa frase simple y fuerte a la vez ‘Ponelo a Beto’, estar en ese programa es un pasaje directo al colectivo popular.
“Siiii, está bueno porque vos tiras algo que crees que pasa y la gente lo escucha, llegas al tachero, al mecánico, la Rock and Pop es el remisero, el repartidor, el laburante con la media res al hombro, el tipo de la oficina y eso me vuelve loco. Para mí, la radio, al igual que el vino, mantiene el misterio, la seducción, hay algo que no sabes del vino, cómo llegó ese líquido ahí, cuándo cortaron la maloláctica, si tiene sulfuroso o no y la radio es la imaginación de quien habla, hay mucha correlación entre la música, la radio, el vino, la astrología, la sommellerie, todas cosas de disfrute y placer pleno, fíjate que no hablamos nunca de un trabajo formal y serio.”
La supervivencia se basa en la adaptación, así que entiendo perfectamente las plataformas que aparecieron y que dieron imagen a la radio, por lo cual le pregunto a Joe si la magia de la radio se ve afectada por esto.
Si, para mí sí, es una pelea que vengo dando fuerte hace años y la vengo perdiendo, para mí la radio no es imagen, es justamente todo lo contrario, desde la época de los radioteatros te imaginabas y eso era genial. Yo no sé si hoy lo más de 35 años tiene ganas de ver en una cámara a un flaco con el micrófono tapándole la cara o tomando mate. Obviamente, en otro tipo de plataformas para un público como el que sigue a Olga o Luzu que es más visual, nosotros medimos 8, 9 puntos que son 800000 personas y nos dicen ‘hoy se conectaron en tal plataforma unas 50000 personas’, es medio punto de rating pero con un impacto muy fuerte porque el tachero no va a venir a la esquina de la radio con una pancarta de ‘Beto te amo’, las plataformas modernas tienen eso, dicen ‘vengan a la esquina’ y van 50000 personas, está buenísimo, los admiro profundamente a Migue Granados, crack total, a Nati Jota, fui a su primer programa en una radio online en Las Cañitas hace más de diez años. Me preguntan mucho qué opino de las plataformas como Olga o como Luzu, ¿qué opino de qué? ¿De esto nuevo? Están haciendo radio, son cuatro boludos alrededor del micrófono igual que nosotros, con imagen, pero estamos haciendo radio, es comunicación, el mundo va a seguir siendo mundo mientras haya gente que cuente historias.
Lo que viene, lo que viene en el 2024
La última pregunta es carente de toda originalidad al consultarlo sobre las tendencias sobre los signos y los vinos.
“Es un año muy cálido, arrancamos con ascendente de Júpiter en Tauro para el primer semestre y Júpiter en Géminis para el segundo. ¿Qué significa esto? En los vinos, como en la vida, hay un péndulo que va de un extremo al otro. En un momento, estamos con los vinos de Rolland, madera, estructura, 30 meses de barrica, después pasamos al otro extremo, cemento, ánfora, de repente no sabes si es vino o un Gatorade. Por suerte, estamos encontrando un equilibrio espectacular, aprendiendo obviamente de los tipos que más saben en el mundo, Francia, España e Italia. El buen vino tiene madera, chicos, bien utilizada, es como un buen traje. Creo que vamos hacia esos vinos que tienen estructura, acidez, fluidez, pero son untuosos y eso es lo más difícil, encontrar el equilibrio, no hay que ser el gordo Porcel o Cristian Sancho. Los rosados con un poquito de cuerpo. El vino argentino recién le está mostrando al mundo lo que tiene para dar, Pinot de la Patagonia, Malbec de Mendoza, Syrah, Tannat, Cabernet Sauvignon del NOA, con eso para arrancar tienen para disfrutar”.
José María Fernández es un enamorado de todos los mundos que habita, por eso los defiende y los comunica, ya sea desde un escenario o un micrófono. Sus pasiones son ríos que se cruzan entre sí hasta desembocar en ese mar que se llama Comunicación.
Por todo lo anteriormente escrito, puedo decir que Joe va más allá de la pregunta ¿De qué signo sos? Busca tejer relaciones con su público desde la complejidad y la simpleza, dejando espacio para la risa pero también abriendo una puerta para pensar dentro del mundo efímero en el que estamos inmersos, para poder disfrutar a pleno los placeres de la vida.