La bodega rionegrina Wapisa ha revelado resultados “impresionantes” de su experimento de envejecimiento bajo el agua nueve meses. Convirtiéndose en la primera en el país en adoptar esta tendencia.
En febrero de 2020, la fundadora de Bodega Tapiz en el Valle de Uco de Argentina, Patricia Ortiz, anunció que su bodega patagónica Wapisa sería la primera en el país en experimentar con el envejecimiento bajo el agua.
Bajo la marca de Wapisa, con sede en Río Negro y parte de Fincas Patagonias, decidió colocar cajas de vinos a diferentes profundidades en el Océano Atlántico como parte de su nueva iniciativa de “terruño costero”.
Con la ayuda de un biólogo y un buzo, el equipo sumergió 1.500 magnums de su mezcla de Malbec 2017 en cajas a profundidades de entre 6 y 15 metros, a 25 km de sus viñedos, frente a la costa de Las Grutas de la provincia de Río Negro.
Los vinos permanecieron en su lugar durante nueve meses antes de ser degustados e inspeccionados junto con botellas que habían sido guardadas en tierra.
Según los especialistas, el agua salada del mar acelera tres veces el tiempo de añejamiento. Esta condición, sumada a la baja temperatura del mar, la presión y la singular luminosidad entre 6 y 12 metros de profundidad, hacen que el vino adquiera aromas más intensos y sabores más delicados.
“Buscamos elegancia en nuestros vinos” dijo Ortiz. “Teníamos curiosidad por explorar si el envejecimiento bajo el agua podría permitirnos tener vinos jóvenes con el beneficio de la madurez”.
La evolución del vino superó nuestras expectativas: después de 8 meses bajo el mar el vino expresaba una mayor complejidad en aromas y sabor, con una notable expresión frutal en comparación con los vinos testigos que envejecimos en nuestra cava.
Patricia Ortiz, Directora y propietaria de la bodega Tapiz
En agosto de 2020 organizamos una degustación de las primeras botellas de Wapisa Malbec (2017) con nuestro equipo técnico. La evolución del vino superó nuestras expectativas: después de 8 meses bajo el mar el vino expresaba una mayor complejidad en aromas y sabor, con una notable expresión frutal en comparación con los vinos testigos que envejecimos en nuestra cava. Nos encontramos con un vino delicioso y maduro, con un final mucho más largo.
La diferencia fue notable y el proyecto fue un éxito.
Un segundo lote de botellas se sumergirá a fines de este mes, febrero de 2021, en jaulas recientemente mejoradas que permitirán que el agua de mar circule a través de las botellas. Luego, las botellas se comercializarán juntas para que los consumidores las prueben ellos mismos.
Bodega junto a la playa
Otro proyecto práctico que comenzó en 2018 más al sur en Chubut también ha visto ‘resultados maravillosos’ del envejecimiento oceánico.
El proyecto, que fue iniciado por el enólogo argentino Matías Michelini, los propietarios del eco-resort Bahía Bustamante Lodge y el bartender de renombre mundial Tato Giovannoni, vio plantar poco menos de una hectárea de Semillón y Pinot Noir en la playa , a solo tres metros de la Oceano.
El año pasado, 2020, vio su primera microvinificación colocando uvas en dos huevos de 100 litros que enterraron en la arena.
“El resultado fue maravilloso”, dijo Michelini. “Los vinos tienen un claro carácter marino de sal, yodo y algas con muy buena acidez que equilibra muy bien la fruta madura gracias al clima soleado y seco”.
Para la cosecha 2021 utilizarán huevos de cemento de 1.000 litros enterrados cerca del agua y para el 2022 darán un paso más y los sumergirán hasta la mitad del océano.
Sector en crecimiento
La crianza subacuática del vino es una técnica que está siendo explorada por un número cada vez mayor de productores.
La primera conferencia sobre vino submarino se celebró en 2019 y abordó el proceso y los desafíos de sumergir el vino en el mar, incluidas las preocupaciones sobre las ‘bodegas de imitación’ que le dan un mal nombre a este sector en crecimiento.
En marzo de 2020, una bodega en la isla italiana de Elba revivió un método antiguo de sumergir las uvas en el mar, una vez utilizado para hacer vino para Julio Caesar.
