En Argentina, el consumo per cápita de vino ha experimentado una disminución significativa del 6,9% durante el año 2023, ubicándose por debajo de los 17 litros por persona, marcando así el registro más bajo en la historia del país en términos de consumo anual de vino por habitante.
De acuerdo con datos revelados por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), esta cifra muestra un descenso notable en comparación con los 18 litros per cápita registrados el año anterior, equivalente a una media de 1,49 litros de vino por habitante por mes.
A pesar de que el análisis detallado de estas estadísticas indica ciertos aspectos positivos, como un incremento en la tendencia del consumo de vino durante los últimos tres meses de 2023 en comparación con el mismo período del año previo, la realidad es que el consumo de vino en Argentina se encuentra en una notable disminución, como una “caída libre”.
La nostalgia por los años de mayor esplendor en el consumo de vino en Argentina parece lejana. Durante las primeras décadas de los años 70, el consumo interno alcanzaba casi los 92 litros por persona, una cifra que hoy en día parece un distante recuerdo. Este drástico cambio se evidencia aún más al observar la tendencia de los últimos veinte años, periodo durante el cual el consumo per cápita de vino en Argentina ha disminuido en 20 litros, pasando de 33,7 litros a solamente 16,7 litros por persona.
Este descenso en el consumo de vino refleja cambios significativos en los hábitos y preferencias de los argentinos, marcando un punto de inflexión en la industria vitivinícola nacional y planteando desafíos tanto para productores como para comercializadores en el ámbito local.
Factores detrás de la disminución del consumo de vino
Walter Bressia, presidente de Bodegas de Argentina (BdA), vincula la notable caída en el consumo de vino con la declinación general de la actividad económica en el país y una marcada pérdida del poder adquisitivo de los ciudadanos argentinos.
Esta situación no solo afecta al vino, sino también a otros alimentos y bebidas, donde se registra una disminución que oscila entre el 20 y el 25%
Walter Bressia, presidente de Bodegas de Argentina (BdA)
Bolsillos flacos y cambios en el consumo
El enólogo señala que, aunque los precios del vino no han aumentado de manera exorbitante en comparación con otros productos, la difícil coyuntura económica obliga a las personas a priorizar gastos en necesidades básicas sobre el consumo de vino. Bressia afirma: “Los bolsillos flacos hacen que el vino, siendo una bebida que puede ser fácilmente sustituida por opciones más económicas o incluso por agua, deje de ser una prioridad. La gente prefiere invertir el dinero que costaría una botella de vino en alimentos”.
Además, el contexto internacional muestra una preferencia por vinos de mayor calidad, lo que ha llevado a un cambio en el consumo de cantidad por calidad. “Hay una tendencia a sustituir el volumen por productos de más alta calidad. Esto significa que se consume menos, pero de mejor calidad, afectando la media histórica de consumo”, indica Bressia.
Factores adicionales y posibles soluciones
La tolerancia cero al alcohol en la conducción en varias provincias argentinas y el temor a multas y accidentes también juegan un papel importante en la disminución del consumo de vino, según Bressia. Frente a este escenario, desde Bodegas de Argentina se está trabajando en la promoción de una nueva Ley de Vinos que permita adaptar la producción a las demandas actuales del mercado, incluyendo la elaboración de vinos desalcoholizados.
Patricia Ortíz, CEO del grupo de bodegas Fincas Patagónicas que compone Bodega Tapiz, Zolo y Wapisa, y Fabián Ruggeri, presidente de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas (Acovi), coinciden en que la caída en el consumo de vino responde a un fenómeno multicausal, donde la pérdida de poder adquisitivo y la preferencia por bebidas alternativas entre los consumidores más jóvenes son factores clave. Ruggeri destaca además el impacto de la premiumización en el consumo, señalando que, si bien los vinos de gama baja son de excelente calidad, han sido los más afectados por la caída en ventas.